Y es que esa compra convirtió al magnate en el mayor accionista de la red social del pajarito, pero no solo eso, Musk también se incorporará a la junta directiva.
Aunque la participación del CEO de Tesla es la más grande entre los accionistas externos, se considera un interés pasivo, es decir, que el titular no está tratando de controlar o influir en la empresa… pero conociendo a Musk ya se esperaba que adoptara una postura más agresiva.
La relación del CEO de Tesla con Twitter es, por decir lo menos, intensa.
Por ejemplo, justo antes de anunciar la inversión se la pasó quejándose de que Twitter sirve como la plaza pública de facto, pero no cumple con los principios de libertad de expresión y sugirió a la empresa a abrir el algoritmo que decide qué tuits ven los usuarios.
Cuando preguntó a sus más de 80 millones de seguidores si sentían lo mismo, más de 2 millones respondieron, y de ellos, el 70 por ciento estuvo de acuerdo con él.
Muchos analistas suponen que con esta postura Musk está tanteando el camino para que la cuenta de Donald Trump sea restaurada, pues para nadie es secreto su cercana amistad.
El exmandatario de Estados Unidos fue baneado de Twitter y otras redes sociales a principios de 2021, luego del ataque al Capitolio y algunos de los argumentos de quienes estuvieron en contra de esa decisión de la red social era que “violentaba la libertad de expresión».
Y aunque Twitter asegura que la influencia de Musk no es tanta… no lo sé Rick.
Apenas unas horas después de que se revelara su participación en la empresa, el hombre más rico del mundo lanzó una encuesta en Twitter sobre el interés de los usuarios en un botón de edición.
Poco después, la plataforma anunció que ya está trabajando en una función de edición de tweets.
La red social dijo que ya habían estado trabajando en ello desde el año pasado, y que no tomaron la idea de la encuesta de Musk pues él no tiene tanta influencia en las decisiones…mmmm, no lo sé Rick.
De acuerdo con Reuters, cuatro trabajadores de Twitter dijeron que los puntos de vista de Musk sobre la moderación favorecerían el trolleo y abuso en la plataforma.
“Me cuesta creer que no tenga influencia. Si ese es el caso, ¿por qué Elon querría un asiento en la junta?» dijo uno de los empleados.
Los trabajadores no solo temen que Elon Musk pueda influenciar la política de contenido, sino también la cultura de la empresa a largo plazo.
Por otro lado, algunos especialistas temen que, a la luz de sus simpatías por las criptomonedas y su tecnología subyacente, Musk podría intentar convertir Twitter en un servicio descentralizado controlado por los usuarios.
Lo que sí es un hecho es que las acciones de Twitter aumentaron por un valor aproximado de 3 mil millones de dólares desde la adquisición por parte del magnate, a quien por cierto no se le permitirá poseer más del 14.9 por ciento de las acciones de la red social mientras esté en la junta y durante los tres meses posteriores a su salida de ella.