Una de las mayores necesidades que ha tenido el mundo durante la pandemia de COVID-19 ha sido evitar el contacto entre personas para combatir los contagios. Algunas empresas de tecnología dejaron lo que estaban haciendo para acelerar el desarrollo de productos que cubran estas nuevas necesidades. Una de ellas fue Amazon que en 2020 dio a conocer un nuevo método de pago que solo utiliza la palma de tu mano llamado Amazon One. Dos años después, la tecnología está lista para probarse a gran escala.
La empresa de Jeff Bezos anunció la semana pasada que Amazon One llegará a más de 65 tiendas de Whole Foods en California. La intención es seguir poniendo a prueba la tecnología que promete revolucionar la manera en la que realizamos las compras. La idea es sencilla: al igual que con nuestras huellas digitales, las palmas de la mano tienen características únicas. Sin embargo, al ser una superficie más grande es posible hacer un escaneo rápido sin tener que entrar en contacto con alguna superficie.
Para darse de alta, los interesados solo deben contar con alguna tarjeta de crédito, un número telefónico y una mano. Amazon guarda toda esta información para después autorizar pagos en los negocios que cuenten con sus lectores.
Por el lado negativo, esta tecnología ha vuelto a encender las alarmas por la cantidad de información personal que le damos a las compañías. Amazon promete que toda la información está encriptada y guardada de manera segura, pero los más escépticos tienen dudas acerca de cómo se utilizará la data.
No obstante, el cambio parece inevitable. Cada vez son más las entidades públicas y privadas que demandan nuestra información biométrica argumentando que así pueden mejorar la seguridad. Asimismo, las personas estamos más acostumbradas a compartir nuestra información personal a cambio de servicios que nos facilitan la vida.
