Tener finanzas sanas no necesariamente implica ser rico, sino saber tomar las mejores decisiones sobre el dinero que entra a tu bolsillo. Para muchas personas esto resulta como una misión imposible, pero afortunadamente hay algunos puntos clave que nos puedan guiar para que esto sea posible.
Tres reglas esenciales para la salud financiera son organización, planeación y contingencias; y esta trilogía se puede resumir en una palabra: estabilidad.
La receta suena sencilla, pero no es mágica, y para que funcione hay que agregar ingredientes como tener objetivos definidos y hábitos saludables.
Los especialistas coinciden que a una persona le toma tres años comprometerse en alcanzar una salud financiera. Una vez que esté listo podrá comprar un auto o una casa, en ese orden, de otra forma vivirá agobiado por las deudas.
Cuando se logra estar en paz con el dinero y se cuenta con los recursos necesarios para hacer frente a los compromisos financieros entonces ya se tiene un fondo de contingencia y planificado el mapa de ruta del dinero.
A continuación compartimos cómo apegarse a las reglas para sanar las finanzas personales:
- Organizar los gastos, que es una tarea difícil porque es muy satisfactorio gastar el dinero en lo que nos gusta; sin embargo, para lograrlo hay que preguntarse qué es lo realmente necesario, aquello estrictamente indispensable para vivir.
En ese reto este sencillo ejercicio será de gran utilidad: hacer una lista de gastos; dejar la lista por dos días para no abrumarse; escalar los gastos y hacer los ajustes necesarios, para que no resulte tan traumático se puede eliminar el gasto de menor a mayor durante un mes.
Es común escuchar que hay que vivir como un pobre ahorrando para darse cuenta que todo sale más barato. Al pobre endeudado todo le resulta más caro y vive con angustias porque el banco nunca pierde.
- La planeación se compone de tres partes: los objetivos, el tiempo de cumplimiento y el presupuesto. Esto es lo que va a permitir saber lo que se hará con el dinero y a manejar bien los recursos porque simplemente es adelantarse a posibles situaciones futuras y tener las herramientas para abordarlo de manera adecuada.
- Ahorrar e invertir. Los especialistas coinciden que al reducir los gastos y las deudas es posible iniciar con un ahorro, que puede al principio ser entre el 10 al 15 por ciento del sueldo; luego es importante mover ese dinero a un producto financiero que pague más que la inflación.
Fuente: Finanzas y proyectos, Blog Salomón