Aunque parezca difícil de creer, en pleno auge tecnológico y de ideas que revolucionan el mundo, en México hay alrededor de 30 millones de personas (ENIF 2016) que piensan que tener dinero guardado debajo del colchón es una buena idea.
Lo que desconocen estos millones de mexicanos es que están en un grave error. Ahorrar no es sólo guardar una cantidad de dinero, sino poner esos billetes a trabajar, para obtener un rendimiento.
Es cierto que si se va metiendo dinero en un saco durante años, al final se consigue un fondo de ahorro bastante grande. El problema es que con el paso del tiempo, este dinero ya no tendrá el mismo valor debido a la inflación. En otras palabras, ya no podrás comprar lo mismo que antes podías con la misma cantidad de dinero.
Por ejemplo, el año pasado comprabas unos 10 productos básicos del supermercado con $500 pesos, pero ahora como cada mes suben los precios, necesitarás $533 pesos para llevarte en el carrito del super los mismos artículos y todo se debe a lo que llaman la inflación.
Si te convenciste que el peor error que puedes cometer es dejar el dinero parado y sin protección, te damos algunas alternativas que están a tu alcance:
- Invierte tu dinero en fondos a mediano o largo plazo porque te van a generar más intereses que los fondos en los que puedes disponer del dinero en cualquier momento. Aunque siempre es bueno tener liquidez para eventualidades o emergencias, las inversiones con perspectivas de largo plazo tienden a dar mejores rendimientos.
- Luego que hayas consolidado tus ahorros, piensa como los grandes y comienza a diversificar. Esto quiere decir ahorrar en diferentes formas. Por ejemplo, están los fideicomisos educativos para el retiro o el seguro de vida.
- Piensa en otras opciones de inversión que no requieren sumas millonarias para tenerlos a tu alcance; Uno de ellos son los Cetes, que están respaldados por el gobierno federal. Estos son instrumentos muy seguros, con los que se puede identificar cualquier inversionista conservador que va más allá de la opción del colchón.
Fuente: blog Juan Marín Pozo y blog&lana, Condusef, ENIF