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¿De qué hablamos cuando hablamos del IPC?

Staff e-Vector
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El principal índice bursátil del mercado accionario mexicano esconde dos realidades: un cambio estructural a nivel global en el sistema financiero y un nivel de concentración que pone en tela de juicio su representatividad.

La década que está por terminar ha sido la década de las consecuencias de la crisis financiera global.

La debacle de Lehman Brothers y la Gran Recesión que le sucedió lo han cambiado todo: despertaron el movimiento populista en Occidente, hicieron de los bancos centrales el único actor relevante de la política económica y propiciaron una reconfiguración estructural en la manera en que el público inversionista se relaciona con Wall Street.
 
Para John Authers, el columnista de mercados de Bloomberg que durante más de 25 años fue uno los editores de referencia del Financial Times, la gran revolución financiera de la última década reside en la transición de la inversión en fondos de administración activa a los fondos de administración pasiva.

En septiembre de 2019, por primera vez en la historia, el valor de los activos manejados por los fondos de índices pasivos superaron a los de sus contrapartes administrados por fondos activos.
 
La inyección de liquidez al sistema financiero que significó la implementación de programas de política monetaria heterodoxa modificó las preferencias del público inversionista, que ha optado de manera creciente por  pagar comisiones menores de ETFs ligados a índices subyacentes, en
oposición a contratar profesionales que seleccionen acciones individuales.
 
Esta nueva normalidad ha puesto bajo escrutinio la composición del principal índice del mercado bursátil de México, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores.

El instrumento comprende 35 empresas (de 160 emisoras que cotizan públicamente en México) y su valor está condicionado por una estructura de alta concentración: América Móvil, Walmart y FEMSA son responsables de alrededor del 40% del valor de capitalización de mercado del IPC.

De hecho, por sí sola, la compañía de telecomunicaciones controlada por la familia Slim explica el 15% del valor total del índice. En ese sentido, la crítica que recientemente emitió el inversionista Sam Zell respecto a la construcción endogámica de las Fibras puede replicarse al

IPC: el hecho de que los inversionistas extranjeros que participan en el mercado mexicano privilegien acciones con alto volumen para mitigar el riesgo de liquidez de las emisoras de baja capitalización refuerza un círculo vicioso que exacerba la concentración del IPC.
 
Lo anterior ha despertado dudas respecto a si el principal índice accionario de México es representativo de la actividad bursátil del país. La pregunta está en el aire.

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