El comportamiento del tipo de cambio es una de las variables de referencia de mayor relevancia para evaluar la estabilidad macroeconómica de un país. En el caso de México, que cuenta con un régimen monetario de libre flotación desde 1994, este indicador es comúnmente citado como un proxy de la salud financiera del país.
Sin embargo, para evaluar el comportamiento del peso y entender por qué es tan volátil, hay que entender algo: se trata de la moneda emergente de mayor operación en el mundo, la más líquida. Esto se ha vuelto parte de la sabiduría convencional de Wall Street, pero es una condición estructural que ha sido comprobada de manera empírica por un paper del Journal of International Money and Finance de los economistas Paolo Vitale y Francis Breedon.
Esto incluso es citado en la cuarta temporada de la serie de Showtime, Billions: “If America Móvil gets whacked, the Peso goes with it.”, asegura Bobby Axelrod, el famoso dueño del hedge fund Axe Capital.
Otra consideración importante para analizar el comportamiento del peso es que está determinado en gran medida por el postura relativa de política monetaria del Banco de México frente a la Reserva Federal de Estados Unidos. Las minutas del banco central mexicano dan cuenta de que el diferencial de tasas de interés de referencia deriva en cambios significativos en el flujo de capitales que en última instancia derivan en el valor de la moneda mexicana frente al dólar.
El cambio de expectativas del plano de proyecciones de la Reserva Federal, el más radical en años, tuvo un efecto notable en el peso. Ese día, el tipo de cambio alcanzó a cotizar a 18.80 pesos por dólar, su nivel más bajo (de mayor valor para la moneda mexicana) desde octubre de 2018.
Otra cosa importante que tienes que saber del peso: el consenso de analistas sugiere que ésta es una divisa de cobertura, una condición incentivada por su alto nivel de liquidez. Esto quiere decir que, dado que el peso es más fácil de intercambiar en el mercado, es utilizado como un activo proxy para otros instrumentos de mercados emergentes. Si un inversionista quiere reducir su exposición al riesgo emergente, lo más probable es que lo haga mediante la venta de pesos, que son mucho más líquidos que el real brasileño o la lira turca.
Finalmente, y esto es lo más relevante: el tipo de cambio no es más que un precio que se atiene a las leyes de oferta y de demanda. Independientemente de la complejidad de los productos de cobertura financiera o de los algoritmos de cotización automática, el valor del peso estará determinado por las expectativas naturales del mercado.