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¿Mexican Moment 2.0?

Staff e-Vector
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La narrativa de incertidumbre y desaceleración que rodea a la economía del país, contrasta con las altas expectativas que generó la primera fase de gobierno de Enrique Peña Nieto.

La valuación de la permuta de intercambio crediticio de los bonos soberanos mexicanos (CDS, por sus siglas en inglés) es comparable al de niveles alcanzados el año en el que Moody’s otorgó el grado de inversión A3 a la deuda pública del país. 

El riesgo país, medido por el índice JP Morgan EMBI para México, tocó un límite inferior de 175 puntos base, un punto no alcanzado en los últimos cinco años. 

Sin embargo, ésta no es una reedición del llamado Mexican Moment. El Banco Mundial considera que la economía de México se expandirá 1% en el 2020, una cifra considerablemente menor al raquítico promedio de crecimiento anual de 2.3% registrado en las últimas tres décadas. 

En el 2014, cuando Moody’s elevó la calificación crediticia de los bonos soberanos mexicanos, argumentó de manera explícita que las reformas estructurales promovidas por el gobierno de Enrique Peña Nieto elevarían la tasa de crecimiento potencial de la economía mexicana y, en consecuencia, mejoraría la capacidad de pago de pasivos. 

José Luis Ortega, director de inversiones de deuda de Blackrock México, dijo a la agencia Reuters que, pese a la coyuntura de desaceleración, la política económica actual ha privilegiado la estabilidad macroeconómica: la consecución de un superávit fiscal primario, la reducción de la deuda pública como porcentaje del PIB, la buena reputación del banco central (traducida en una inflación controlada) y la ratificación del T-MEC hacen de México un país atractivo para la inversión en renta fija, particularmente en un contexto en el que los mercados desarrollados ofrecen rendimientos negativos o cercanos a cero en sus títulos de renta fija de largo plazo. 

“La historia de México no luce tan pesimista frente a otros países de América Latina”, aseguró a Reuters Alexis Milo, economista en jefe de HSBC México. “Hay tensiones sociales en otros países y las tasas reales en México son muy atractivas”, agregó. 

A pesar de que el riesgo país se ha elevado marginalmente en los primeros días del 2020, la tendencia general de esta variable sugiere una mejora del perfil crediticio mexicano. En febrero de 2016, en un momento en el que los mercados financieros pusieron en tela de juicio la solvencia de Pemex, el riesgo país medido por el índice JP Morgan EMBI para México superó la barrera psicológica de los 300 puntos base, casi el doble de lo registrado actualmente. 

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