Si un martes cualquiera te descubriste llorando en el baño, no te preocupes, no solo a tí te ha pasado.
Según una encuesta de LendingTree, el 42 por ciento de los estadounidenses, un poco más de cuatro de cada 10, ha llorado por el deterioro de sus finanzas personales debido a la pandemia que inició el año pasado.
Pero, para hablar con honestidad, tampoco es que necesitáramos una encuesta para imaginar eso.
Sobre todo si tenemos en cuenta que desde antes que llegara la pandemia del Covid19, el 71% de los colaboradores mexicanos reconocía estar constantemente estresado por sus finanzas.
De acuerdo a un estudio publicado por Expansión el año pasado, la profunda y prolongada sensación de escasez financiera no llegó con la pandemia. Al menos en los mexicanos, este sentimiento ya era una bomba de tiempo que se potenció con la crisis sanitaria generada por el Covid19.
Y es que, esta pandemia, además de impactar al empleo de las grandes empresas, también afectó seriamente a los pequeños emprendedores, exacerbando la percepción de la pobreza, la ansiedad y la presión financiera.
El estudio de Expansión destacó que en un país como México, con alta desigualdad económica y limitada movilidad social, la crisis generada por la pandemia despertó aún más el sentimiento constante de que el acentuado nivel de estrés está cerca de su punto de ebullición.
Y es que la salud financiera está estrechamente ligada con la salud física y emocional.
“Existe una correlación directa entre la salud financiera y la salud emocional, ya que las finanzas personales son un tema muy delicado e importante, pues se trata del patrimonio y bienestar futuro de una persona o de toda una familia”, detalló Fernando González, CEO de la plataforma Coru en una entrevista para El Universal.
El especialista agregó que, para muchas personas es prácticamente imposible llegar a fin de mes con números positivos y esa incapacidad para equilibrar los ingresos y gastos ha derivado en problemas como estrés, ansiedad, culpa o tristeza.
Así que, ¿realmente necesitábamos un estudio para saber que, la mayoría, algún martes cualquiera, lloramos encerrados en el baño?
Quizá no, pero ahora sabemos que aunque son tiempos intensos y emotivos para todos, no estamos solos… ni cuando lloramos en el baño.
