Karl Smith, ex profesor asistente de economía de la Universidad de Carolina del Norte y autor del blog Modeled Behavior, ofrece una tesis. En un artículo de opinión para Bloomberg, explicó que la división partidista que generará un juicio político contra el presidente Donald Trump tendrá un efecto negativo en el mercado accionario estadounidense.
¿La razón? Se profundizará aún más la sensación de incertidumbre y falta de confianza en un contexto en el que la guerra comercial de Estados Unidos con China sigue sin resolverse y en el que la desaceleración económica se vuelve más evidente.
Smith destaca la posibilidad de que las decisiones de política pública de la administración de Trump se vuelvan más erráticas por la distracción que implica un proceso de impeachment para la oficina del presidente. De igual forma, considera que la polarización política desplazará a los potenciales candidatos presidenciales del Partido Demócrata a asumir una plataforma de políticas económicas más a la izquierda del status quo, lo cual podría generar una suerte de psicosis en las decisiones de inversión de la comunidad de negocios de Estados Unidos.
De hecho, Elizabeth Warren, Senadora Senior, considerada la candidata más crítica con la «América Corporativa», tiene las probabilidades más altas de alcanzar la nominación de su partido, de acuerdo al mercado de apuestas. La semana pasada trascendió una noticia de CNBC en la que media docena de banqueros demócratas anónimos, expresaron que si Warren ganaba la candidatura apoyarían a Donald Trump.
En sí mismo, es difícil evaluar el efecto de un proceso de impeachment en los mercados financieros. En 1998, el juicio político contra Bill Clinton fue digerido por los bancos y las principales casas de bolsa americanas como un evento sin consecuencias económicas. Debido a que el escenario de una destitución presidencial siempre resultó poco probable por la mayoría demócrata en el Senado, los mercados no reaccionaron.
El procedimiento de 1973 en contra de Richard Nixon es más difícil de evaluar.Las investigaciones por el caso Watergate coincidieron con dos eventos macroeconómicos de alto impacto: el choque de oferta en el precio de los energéticos provocado por el embargo petrolero impuesto por la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y el abandono de Estados Unidos del Patrón Oro, que significó el fin del orden monetario de Bretton Woods.
A pesar de ello, la tesis de Karl Smith no parece ser contra intuitiva y es particularmente relevante en el contexto actual de desaceleración global. En septiembre, el índice manufacturero ISM, uno de los indicadores más relevantes para medir la actividad económica industrial, tocó un nivel de 47.8 puntos, su menor registro desde septiembre de 2009. Además, el índice accionario S&P 500 ha regresado prácticamente al mismo nivel alcanzado hace casi dos años, en enero del 2018.
Si bien, el valor del dólar y de los principales índices accionarios de Estados Unidos se apreciaron luego de que se anunció el inicio de procedimientos de impeachment en la cámara baja del Congreso, es difícil establecer una correlación significativa entre ambos eventos, menos aún una causalidad que sea estadísticamente significativa.