Las recientes declaraciones del presidente, Andrés Manuel López Obrador sobre la clase media en México y sus características puso de nuevo luz a un ancestral debate sobre este particular sector de la población.
La definición de la clase media lleva años en una especie de limbo.
El economista estadounidense Paul Krugman lleva años insistiendo en que el rango de personas que se consideran dentro de la clase media es mucho mayor al rango que realmente pertenece a dicho estrato social.
Es decir, nos estamos engañando.
Gran parte de este engaño/confusión, según el experto, tiene que ver con que trabajadores de bajo sueldo -que serían considerados una clase baja según algunos estándares-, son clasificados como “clase media baja”.
Y por otro lado, quienes perciben ingresos superiores a la media son identificados como “clase media alta”.
Así que la ventana donde meter a los clasemedieros es por demás amplia.
En el análisis ‘Cuantificando a la clase media en México’, el Inegi identificó que el 42.4% de los hogares mexicanos, en los que vive el 39.2% de la población de México, pertenece a clase media.
Sin embargo, de acuerdo a un reporte de The New York Times de 2020, en México el 61 por ciento de la población se identifica como clase media, pero tal pero solo el 12 por ciento lo es.
Los estudios de Alice Krozer han mostrado que aún entre el 1 por ciento más rico del país, dos terceras partes creen ser clase media.
Y una más coloquial, pero no menos interesante opinión, dice que la clase media son todos aquellos que hacen una lista para ir al supermercado. Los ricos no hacen y los pobres tampoco.
Sea cual sea, la clase media con su diversidad de perfiles, creencias, preferencias y opiniones, es el motor económico de este país.
Sin embargo, la importancia de definir a la clase media con claridad es vital para la economía, pues no son pocos los que piensan que la clase media es la única que puede salvar al país.
Esto, bajo la premisa de que “los de arriba muchas veces no quieren y los de abajo muchas veces no pueden”.