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Cuando el crimen sí paga… aunque sea poquito

Staff e-Vector
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La historia de Anna Delvey es tan buena que Netflix ya prepara el estreno de una miniserie inspirada en ella. ¿Quieres saber por qué? Dale clic y sigue leyendo.

Aunque todavía no tiene fecha, Inventing Anna, el caso de la falsa heredera rusa que engañó a la alta sociedad de Nueva York ya terminó su rodaje y la plataforma de streaming se frota las manos en espera de las ganancias que recibirá.

Y es que la historia tiene todo para ser un éxito: Dinero, estafas, una hermosa joven rusa y la socialité neoyorkina.

En 2018, Jessica Pressler publicó en New York Magazine la historia de Anna Delvey, alias Anna Sorokin, una supuesta rica heredera rusa que llegó a la ciudad que nunca duerme deseosa de gastar sus rublos. 

Entre noviembre de 2016 y agosto de 2017, Anna no solamente estafó a hoteles, bancos y negocios sino también a amigos.

La joven se coló en las fiestas de los multimillonarios de Forbes, como Warren Buffet, pasó largas estadías en hoteles de lujo, cruzó el Atlántico solo para asistir a una muestra de arte, paseó por Venecia durante la Bienal, cenó en restaurantes gourmet junto con celebridades, y, por supuesto, dejó su vida documentada en su cuenta de Instagram.

Todo sin tener un solo peso en su cuenta bancaria. 

De acuerdo con el artículo de Pressley, Anna llegó a Nueva York asegurando que era heredera de Eschweiler, una ciudad cercana a Colonia, Alemania.

Les dijo que estaba a la espera del fideicomiso con el que inauguraría un centro de artes visuales en la histórica iglesia neoyorquina Missions House. Su estrategia era pedir dinero prestado porque la burocracia no le permitía mover su fortuna de Europa a Estados Unidos.

De acuerdo con un reportaje de la BBC, en noviembre de 201 presentó documentos falsos -incluyendo estados de cuenta bancarios- para solicitar un crédito por 22 millones para abrir su club de artes en Manhattan.

Anna también usaba cheques sin fondo para mover el dinero entre cuentas en distintos bancos y retiraba los fondos antes de que los cheques rebotaran, con eso, compraba costosa ropa de diseñadores y subía sus fotos a Instagram, en donde presumía una vida de jetset. 

Finalmente, Anna fue atrapada y acusada de fraudes que acumularon más de 270 mil dólares, pero quedó en libertad condicional el pasado 11 de febrero, luego de más de tres años en prisión.

Netflix le pagó 320 mil dólares por los derechos de su historia y ella aseguró que también ha recibido otras ofertas que seguramente aceptará.

«Nunca le pedí a Netflix que comprara mi historia, simplemente sucedió», dijo Anna.

En una entrevista para el programa Newsnight de la BBC, le preguntaron si creía que el crimen sí paga. 

«En cierta manera, lo hizo», respondió. 

Sin embargo, finalmente ella no pudo quedarse con todo el dinero que le ofreció Netflix debido a una ley de Nueva York que impide que los delincuentes se beneficien de su fama derivada del delito.

Al menos 170 mil se utilizaron para pagar a los bancos. Así que quizá el crimen pague, pero no completamente.

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