A principios de junio de 2016, Ruja Ignatova subió al escenario del Wembley Arena frente a miles de admiradores. Entró vestida de gala, con aretes de diamantes y un rojo brillante en los labios. De fondo, sonaba la canción This Girl is On Fire, de Alicia Keys.
La mujer búlgara de 36 años era conocida como la Cryptoqueen. La reina de las criptomonedas. Un par de años atrás, Ruja había creado OneCoin, una moneda digital que prometía ser la competencia de Bitcoin que en ese momento vivía un tremendo auge.
Ruja persuadió a los asistentes para que invirtieran miles de millones de dólares en su criptomoneda. Será el futuro, les dijo. En dos años, nadie hablará de Bitcoin, aseguró.
Y luego, Ruja desapareció.
Algunos temían que los bancos la hubieran matado o secuestrado. Sin embargo, la doctora búlgara se esfumó llevándose consigo uno de los más grandes fraudes en la historia de las criptomonedas.
En dos años, Ruja había logrado persuadir a inversionistas de, al menos, 175 países y había recaudado más de 4 mil millones de libras esterlinas.
Sin embargo, todo era un fraude.
En 2017 comenzaron una serie de demandas de inversionistas que alegan que OneCoin promovió inversiones en criptomonedas de manera fraudulenta y violó las leyes federales de valores.
Luego, se promovió una demanda colectiva en nombre de otros inversionistas que también perdieron dinero allí.
En la demanda se revelaron una serie de conversaciones entre Ruja y su socio, Sebastian Greenwood, sobre cómo se fraguó la estafa.
Según la denuncia, Ruja y Sebastian intercambiaron numerosos correos electrónicos discutiendo y planteando el desarrollo de “la moneda basura“.
De acuerdo con los correos, a pocos meses de la fundación de OneCoin, los fundadores de la empresa ya estaban discutiendo sus planes para una “estrategia de salida“, una vez que los programas de inversión colapsaran inevitablemente.
Según información recopilada por la BBC, alrededor del 9 de agosto de 2014, Ruja describió una de las estrategias como: “Toma el dinero, corre y culpa a alguien más por esto“.
El escándalo ha sido tal que la BBC creó un podcast titulado “The Missing Cryptoqueen”.
La investigación realizada por Jamie Bartlett y su equipo, revela que más de 526 millones de dólares en inversiones a OneCoin provinieron de China en 2016.
Pero también se hicieron aportes desde Corea del Sur, Hong Kong y Alemania. Incluso en países más pobres como Vietnam, Bangladesh y Uganda, hubo gente que se desprendió de grandes sumas de dinero.
A principios del 2020, Ruja fue acusada en ausencia de lavado de dinero y el Departamento de Justicia de Estados Unidos dijo que OneCoin era una estafa en forma de esquema piramidal tradicional.
OneCoin rechaza las acusaciones de que es una estafa y declara que cumplen todos los criterios de la definición de una criptomoneda, incluso acusa al podcast de la BBC de no presentar ninguna información veraz.
Sin embargo, lo que es un hecho es que Ruja no está y nadie sabe su paradero. Los registros del FBI presentados en documentos judiciales indican que el 25 de octubre de 2017, Ruja abordó un vuelo de Ryanair de Sofía a Atenas.
Y luego salió completamente del radar.
Esa fue la última vez que alguien vio o escuchó de la reina de las criptomonedas.