La narrativa dominante de los mercados financieros es la de la guerra comercial de la administración de Donald Trump. La amenaza de implementar aranceles progresivos sobre todas las exportaciones mexicanas, el riesgo de que se deteriore la escalada tarifaria con China y el impasse de las negociaciones comerciales con Japón pesan fuertemente sobre las expectativas de los inversionistas globales.
Esta opinión la comparten prácticamente todos los analistas. David Stockman, el ex director de Presupuesto de la administración de Ronald Reagan, es uno de ellos. Argumenta que el hecho de que el bono alemán a 10 años, un proxy de la estabilidad financiera global, haya caído a su nivel más bajo desde julio de 2016 es la confirmación de que todos los miedos del mercado podrían volverse realidad.
Chris Díaz, co-director de bonos globales en el fondo Janus Henderson, hace eco de esta tesis. Explica que la caída generalizada en la tasa de rendimiento de los instrumentos soberanos de renta fija con calificación AAA se explica en mayor medida por el aumento de la tensión comercial entre Estados Unidos y sus principales socios.
El caso japonés es emblemático porque arroja luz sobre lo errática que ha sido la administración de Donald Trump en cerrar acuerdos comerciales bilaterales, una
preferencia de política comercial que pretende sustituir el enfoque multilateral del gobierno de Barack Obama. La semana pasada, Trump anunció vía Twitter que las negociaciones comerciales con Japón estaban suspendidas hasta septiembre, fecha posterior a unas elecciones legislativas que podrían definir el contenido de la conversación bilateral de la administración del Primer Ministro Shinzo Abe.
A esto se suma la constante amenaza de Trump sobre México, su principal socio comercial. La postura del Presidente estadounidense tuvo tal efecto en los activos mexicanos que el viernes el peso tuvo su peor jornada desde octubre del 2018 y el Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores cayó 1.26 por ciento.
Además, pocos analistas consideran que la guerra comercial con China se resuelva pronto. De hecho, podría ser peor que eso. Larry Summers, ex Secretario del Tesoro de la administración de Bill Clinton, ha escrito reiteradamente que el mercado no ha descontado completamente la magnitud del conflicto. ¿Qué hay un juego? Según el Instituto Peterson de Economía Internacional, la disrupción de las cadenas de valor de 730 mil millones de dólares en bienes y servicios.
Para Neil Irwin, el comentarista económico del New York Times, Estados Unidos ha probado una y otra vez que no es un socio comercial confiable. La amenaza contra México, por ejemplo, surgió en medio del proceso de cabildeo para la ratificación del T-MEC en el Congreso americano.
¿Hay una salida a este escenario o el mundo debe adaptarse a la nueva normalidad que significa la política comercial de Donald Trump? El ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg piensa que sí existe una salida: el Congreso de Estados Unidos puede reclamara su facultad constitucional para asumir, antes de que sea demasiado tarde, el control mayoritario de las política comercial.