Se trata de la compañía petrolera más endeudada del mundo. Las calificadoras consideran que sus pasivos no son sostenibles y que ponen en peligro la calificación soberana de México.
Con 110 mil millones de dólares en pasivos financieros, Pemex es la empresa petrolera más endeudada del mundo. Su nivel de producción de hidrocarburos ha caída de manera sostenida desde el 2004, al grado que, el año pasado, México se convirtió en un importador neto de petróleo.
Además, la política energética de esta administración le ha cerrado la puerta a una mayor coinversión privada, una condición que, a juicio de las calificadoras, es necesaria para mejorar la calidad de la hoja de balance de Petróleos Mexicanos .
Dado este contexto, para pocos resultó sorpresiva la decisión de Fitch de rebajar la calificación crediticia de Pemex a “BB+”, con lo que perdió el grado de inversión.
En el argot financiero, esto implica que los bonos cuasi soberanos de la empresa más importante del país son considerados chatarra.
De hecho, Moody’s refiere que si se descuenta el apoyo implícito que el gobierno federal provee a Pemex, su calificación sería “ccc”, un nivel más cercano a Petróleos de Venezuela que a Shell o Exxon.
Esto es relevante porque las calificadoras consideran que el soporte fiscal del gobierno mexicano hacia Pemex tiene un peso creciente en su percepción de riesgo país. Cuando Fitch redujo la calificación de deuda soberana de México de “BBB+” a “BBB”, el deterioro financiero de la empresa petrolera estatal fue citada como una de las razones preponderantes para justificar esta decisión.
Por otro lado, Pemex sigue siendo una fuente importante de la recaudación fiscal. De acuerdo a datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, los ingresos petroleros aportaron el 19.8% de los recursos del presupuesto federal en el 2018.
En ese sentido, el riesgo de una erosión financiera adicional en Pemex pone en entredicho la sostenibilidad del gasto público mexicano.
Asimismo, esta condición de codependencia entre Pemex y el gobierno federal genera un círculo vicioso que inhibe la capacidad de la compañía para mejorar sus indicadores financieros sin asistencia externa. “El nivel muy alto de transferencias de Pemex al gobierno mexicano continúa presionando significativamente la capacidad de generación y reinversión de flujo de efectivo de Pemex y debilitando su perfil de crédito independiente”, puede leerse en el reporte de Fitch que justifica su decisión crediticia.
En las horas posteriores al anuncio de Fitch, los bonos de Pemex que vencen en 2047 perdieron alrededor del 3.9% de su valor, de acuerdo a datos de Bloomberg.
Ésta es la primera vez desde mayo del año 2000 que Fitch le asigna una calificación de grado especulativo a Pemex.