Principled Perspectives publicó un artículo para tratar de definir dónde estamos en el gran ciclo del dinero, el crédito, la deuda y la actividad económica.
El especialista Ray Dalio detalla que la intención fue conectar lo que está sucediendo ahora con lo que ha sucedido a lo largo de la historia.
Y es que desde principios de abril de 2020, los bancos centrales (principalmente la Reserva Federal) y los gobiernos centrales (principalmente el gobierno Estados Unidos) dieron a las personas, organizaciones y gobiernos estatales y locales una gran cantidad de dinero y crédito, y ahora casi todo el mundo se sorprende de que haya mucha inflación.
Dalio precisa que la historia ha demostrado repetidamente que las personas tienden a tener un fuerte sesgo para creer que el futuro se verá como una versión modestamente modificada del pasado, incluso cuando la evidencia y el sentido común apuntan hacia grandes cambios.
“Creo que eso es lo que está pasando y que estamos en la parte del ciclo en la que la psicología y las acciones de la mayoría de las personas están cambiando de desinflacionarias profundamente imbuidas a inflacionarias”, asegura.
El experto refiere que las personas apenas están comenzando a pasar de medir qué tan ricas son por la cantidad de dinero y riqueza «nominal» (es decir, no ajustada a la inflación) que tienen, a darse cuenta de que qué tan ricas son deben medirse en términos «reales» (es decir, ajustado por inflación) dinero y riqueza.
“A partir del estudio de la historia, y con un poco de sentido común, sabemos que cuando las personas cambian sus percepciones de esa manera, cambian sus comportamientos de inversión y de no inversión de manera que producen más inflación y que hacen que las dificultades de los bancos centrales para equilibrar la inflación y crecimiento más difícil”, dice Dalio.
El especialista pone como ejemplo a los inversores en bonos.
Los precios subieron durante más de 40 años y los rendimientos bajaron a niveles pésimos, tanto en términos nominales como reales, y los aceptaron.
Ahora, insiste, todavía tienen esos pésimos rendimientos y están experimentando pérdidas de precios.
“Después de ese enorme mercado alcista de bonos de más de 40 años, imagine cuántos inversores están complacidos en largo y comienzan a sentirse molestos, e imagine cómo podrían cambiar sus comportamientos para convertirse en vendedores de bonos, e imagine los efectos que eso tendría”.
Su conclusión es que, la cantidad total de bonos que entonces habría que vender sería igual a los nuevos bonos ofrecidos más los que se están vendiendo: una cantidad gigantesca.
Dalio resalta que, todo esto ha sucedido muchas veces antes por las mismas relaciones de causa/efecto atemporales y universales.