El mercado entiende la magnitud del colapso: en días pasados, el bono del Tesoro de Estados Unidos a dos años registró una tasa de 0.129%, el nivel más bajo de la historia. Ésta fue la manera en que los inversionistas asimilaron el hecho de que en abril se perdieron 20.5 millones de empleos en la economía estadounidense, lo cual llevó la tasa de desempleo a un nivel de 14.7%, la cifra más alta desde la Gran Depresión.
La economía global está en terreno desconocido. Los analistas argumentan que la recesión del Covid-19 no es una crisis tradicional de falta de demanda porque no existe certidumbre sobre el trade-off que significa el costo de salvar vidas para la economía global. Esto hace más difícil el regreso a la normalidad. Adam Tooze, profesor de Economía de la Universidad de Columbia, señala que, a diferencia de la crisis financiera de 2008, ahora existe un dilema ético, con implicaciones políticas, sobre la reactivación económica.
Ante la falta de información sobre el futuro de la economía real, los mercados han enfocado la conversación en torno a la respuesta de la Reserva Federal de Estados Unidos para garantizar la liquidez y el buen funcionamientos del sistema financiero. Kenneth Rogoff , profesor de Economía de la Universidad de Harvard, plantea que la política monetaria estadounidense debe considerar el uso de tasas de interés negativas. Su tesis se ha convertido en la gran discusión de Wall Street sobre el efecto que tendrá el creciente intervencionismo del banco central en el precio de las diferentes clases de activos.
A pesar de que el bono mexicano a diez años registra una tasa de interés casi cien puntos base menor a la del bono de Brasil con el mismo vencimiento, la estrategia podría ser una de preferencia por activos de economías avanzadas, particularmente de Estados Unidos.
Oxford Economics considera que el riesgo soberano de México es equiparable al de países que presentan un deterioro macroeconómico reciente, como India y Brasil.
El amplio rango de proyecciones recogidos por la encuesta de Banco de México sobre la magnitud de la recesión que enfrentará la economía mexicana pone de relieve que existe un alto grado de incertidumbre sobre el futuro inmediato de los activos del país.