A principios de agosto, la agencia calificadora Moody’s puso bajo vigilancia a un grupo de prestamistas pequeños y medianos en Estados Unidos. Por lo menos 10 entidades bajaron un peldaño en su calificación crediticia y se cambió a negativa la perspectiva de otros 11 bancos.
Moody’s argumenta que los últimos resultados trimestrales mostraron “crecientes presiones de rentabilidad”, lo que podría afectar la capacidad de los bancos de generar capital interno. Entre los motivos detrás de esta última decisión de la agencia se encuentra:
- El aumento de tasas de la Reserva Federal.
- El riesgo de una posible recesión el próximo año.
- Los reportes de resultados del segundo trimestre del año de los prestamistas.
Al igual de lo que pasó a principios de año con las caídas de First Republic Bank, Signature Bank y Silicon Valley Bank, esta es una señal más de que el fin de la era del dinero barato está presionando al sistema financiero estadounidense.
¿Por qué es importante?
- El aumento de tasas de la Reserva Federal (Fed) y otros bancos centrales ha creado un nuevo paradigma económico que ha puesto a algunas instituciones financieras contra la pared.
- La caída de tres bancos regionales de Estados Unidos a principios de año encendió las alarmas de los analistas ante lo que podría ser el principio de una crisis cuyo alcance no puede ser previsto.
- Entender lo que sucede con los pequeños bancos actualmente ayuda a explicar la situación por la que pasa el mundo financiero.
Saber más…
Después de la crisis financiera de 2008, la Reserva Federal y otras autoridades monetarias del mundo instauraron una era de dinero barato. Con el recorte de los tipos de interés a 0 por ciento, o incluso en terreno negativo, los bancos aprovecharon la coyuntura para endeudarse de manera rentable.
Hoy en día, tras la crisis económica que generó la pandemia de COVID-19, la principal preocupación de la Fed y otros bancos centrales es combatir la inflación para que no se salga de control y su principal arma para hacerlo es justamente el aumento de la tasa de interés. Sin embargo, esto afecta la rentabilidad de los prestamistas ya que aumenta el costo de sus propios financiamientos y reduce el valor de algunas de sus carteras. En palabras de la propia agencia calificadora Moody’s:
«Los bancos estadounidenses continúan lidiando con los riesgos de tasas de interés y gestión de activos y pasivos (ALM) con implicaciones para la liquidez y el capital, ya que la liquidación de la política monetaria no convencional (es decir, medidas que se toman cuando la política monetaria convencional no es suficiente para controlar algún fenómeno económico, tal como el Quantitative Easing) drena los depósitos en todo el sistema y las tasas de interés más altas deprimen el valor de los activos de tasa fija».