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¿Necesitamos una vacuna especial para ómicron?

Staff e-Vector
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La batalla de las farmacéuticas para crear una nueva vacuna que protegería específicamente contra la variante Ómicron del COVID-19 ya comenzó.

Pfizer y BioNTech anunciaron a principios de la semana pasada el comienzo de un ensayo clínico de una vacuna modificada contra la variante Ómicron del COVID-19

Y pocos días después, Moderna informó que ya había inscrito al primer participante en su propio un ensayo también para el refuerzo de vacuna específico para Ómicron.

Pero mientras las farmacéuticas se pelean por ver quién consigue primero esa vacuna, la discusión realmente debería estar en si de verdad la necesitamos.

Ricardo Soto-Rifo, investigador del ICBM, aseguró en una entrevista para la BBC que aunque los primeros estudios mostraron que los anticuerpos de personas convalecientes o con dos dosis no neutralizan Ómicron, las dosis de refuerzo sí lo hacen. 

Peter Hotez, pediatra y científico de vacunas del Baylor College of Medicine de Texas indicó que una dosis de refuerzo de la vacuna de Pfizer aumenta los niveles de anticuerpos hasta 25 veces, lo que debería ser suficiente para neutralizar la variante Ómicron. 

El experto señaló que se ha demostrado que una dosis de refuerzo de la vacuna de Moderna también mejora la neutralización de Ómicron en comparación con las dos inyecciones anteriores solas.

«Las dos dosis con inmunidad decreciente suponen una desaparición de la protección pasados unos meses», dijo. «El refuerzo al menos te da algo en el rango del 70%».

Por su parte, el profesor de microbiología e inmunología en la Universidad de Cornell, John Moore, explicó en una entrevista para ABC News que aunque los laboratorios también prometieron vacunas específicas para Delta y Beta la promesa se esfumó con el tiempo luego de que varios estudios demostraran que los biológicos existentes eran efectivos contra esas variantes.

“Así que no era necesario fabricar y lanzar una variante de la vacuna específica para Delta en ese momento”, señaló Moore.

No era necesario, sin embargo, la inversión se hizo. Y no fue poca. 

Un estudio realizado sobre la financiación que ha permitido desarrollar las vacunas contra el Coronavirus, particularmente la de AstraZeneca, reveló que la industria farmacéutica soportó menos del 3% de los costes de investigación que la han hecho posible. 

Y es que la mayor parte de los 120 millones de euros invertidos llegaron desde el Gobierno del Reino Unido y la Comisión Europea, mientras que otro pequeño porcentaje se obtuvo de entidades financiadas con fondos públicos.

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