Han pasado más de cinco años desde que Travis Kalanick renunció como director ejecutivo de Uber tras una serie de escándalos en los que fue señalado de perpetuar una cultura de trabajo tóxica, machista y misógina. Sin embargo, hasta ahora se ha dado a conocer la magnitud de las prácticas ilegales, inmorales y/o abusivas que promovió para expandir las operaciones a nuevos territorios. Se trata de una filtración de documentos obtenida por The Guardian y compartida con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación y otros medios de comunicación.
El reportaje, conocido como The Uber Files, detalla cómo la aplicación consiguió expandirse rápidamente en el mundo utilizando cualquier método disponible. En este espacio te contamos los puntos claves que debes conocer.
Una maquinaria de cabildeo
El famoso lobbying o cabildeo es una práctica polémica. Dependiendo del caso y del lugar se puede tratar de un acto ilegal, inmoral o normal. Lo que llama la atención en el caso de Uber es la magnitud de su operación y sus contactos con altos cargos de Gobierno en prácticamente cualquier país al que llegaba.
A través de mensajes de texto y correos electrónicos obtenidos se ha confirmado la filosofía de la empresa al abrir una nueva región. La idea era llegar con mucho dinero a romper las reglas, pedir perdón en lugar de permiso y reclutar a exfuncionarios.
Uber ofrecía viajes con descuento a trabajadores públicos, los invitaba a comidas exclusivas y aconsejaba campañas políticas en las que también realizaba contribuciones. Asimismo, facilitaba que los burócratas adquirieran acciones de la empresa para que mantuvieran un interés en sus negocios.
Kill switch contra investigaciones
Para evadir el escrutinio de las autoridades, Uber mantenía un botón de pánico o kill switch con el cual bloqueaba el acceso de las computadoras a los servidores de la empresa. De tal modo, cuando llegaban a ser inspeccionados cortaban la comunicación y la policía no podía acceder a los documentos que buscaba. En algunos casos, como en Francia, existen mensajes y pruebas de cómo los empleados coordinaban esta operación y esperaban a que se fueran los oficiales para volver a la normalidad.
Otra manera de cubrir sus huellas fue con una versión falsa de la aplicación que enseñaba lo que querían cuando estaban con las autoridades como conductores y viajes falsos.
Conductores cautivos
Uber realizó prácticas de competencia desleal para penetrar nuevos mercados que, además de perjudicar en el largo plazo a los consumidores, golpeó especialmente a sus propios conductores. El modus operandi fue el mismo en todo el mundo: llegar con tarifas y comisiones bajas, aumentar el número de clientes, sacar a sus principales rivales del juego y luego aumentar los precios. Este tipo de acciones ha perjudicado sobre todo a países en vías de desarrollo donde los conductores vieron cómo se duplicaron las comisiones que cobra Uber de la noche a la mañana.
Por otro lado, mensajes de Kalanick y otros ejecutivos muestran cómo la empresa capitalizaba la violencia en contra de sus choferes. Por un lado, no se hacían responsables si taxistas u otras personas atacaban a los trabajadores y por el otro celebraban este tipo de acontecimientos ya que decían que mejoraban su imagen.
Mea culpa
Ante la abrumadora montaña de evidencia en su contra, Uber ha salido a dar una disculpa pública. Señala que estas malas prácticas terminaron en 2017 cuando Kalanick dejó su puesto como CEO. Además, afirma que hoy en día coopera de manera habitual con las autoridades de todo el mundo para cumplir con todas las regulaciones necesarias.
No obstante, existen muchos escépticos ante este cambio de actitud. Por ejemplo, en mayo pasado los accionistas votaron en contra de hacer públicas las actividades de cabildeo y otros gastos de la empresa.