Hay dos indicios que los inversionistas no pueden perder de vista: la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos y la narrativa que rodea el desarrollo de vacunas contra el Covid-19. El consenso de analistas argumenta que éstas son las dos mayores fuerzas subyacentes a la dinámica de los mercados financieros.
En ese sentido, el precio de la acción de las compañías farmacéuticas que lideran la carrera por encontrar la vacuna, como AstraZeneca o Moderna, está fuertemente correlacionado con el cambio en las expectativas de crecimiento global. La economía, sostenida temporalmente por un programa de estímulo monetario y fiscal sin precedentes en la historia reciente, depende de que la población genere inmunidad para que los inversionistas disipen cualquier duda sobre la resiliencia de la recuperación de la oferta y la demanda agregada.
La disponibilidad de una vacuna contra el Covid-19 es particularmente relevante para los mercados emergentes. La semana pasada, Eduardo Pazuello, ministro interino de Salud de Brasil, anunció que está negociando un acuerdo con Moderna, cuya vacuna está por iniciar la Fase 3, para obtener acceso prioritario al nuevo desarrollo. Asimismo, dijo que la administración de Jair Bolsonaro tiene un entendimiento con AstraZeneca, cuya vacuna superó con creces las expectativas de las pruebas de la Fase 3, para facilitar 30 millones de dosis al gobierno de Brasil.
En México, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, comunicó que el gobierno federal es parte de un esfuerzo internacional multilateral para administrar la distribución de las dosis de la potencial vacuna con énfasis en países en desarrollo.
La carrera por encontrar la vacuna al Covid-19 ha despertado otra inquietud en la clase política de países emergentes y avanzados: su costo. A pesar de que firmas como AstraZeneca han prometido vender y distribuir el nuevo desarrollo al costo, hay compañías del sector cuya supervivencia financiera depende de la maximización de las utilidades potenciales derivadas de este esfuerzo de innovación y desarrollo.
El presidente de Moderna, Dr. Stephen Hose, le dijo al Congreso estadounidense que no venderían la vacuna al costo. La compañía, que nunca ha sacado un producto al mercado, ha sido fuertemente criticada en el Capitolio dado que recibió fondos públicos por 483 millones de dólares para el desarrollo de medicamentos. Pfizer, otro protagonista en la carrera por desarrollar la vacuna contra el Covid-19, renunció a la posibilidad de obtener financiamiento público para este propósito.
Fuente: VectorAnálisis
Redacción: Staff e-Vector