En los días recientes la discusión sobre si las plataformas digitales tienen o no demasiada influencia en lo que se publica ha tomado mucha relevancia.
El año pasado, la Autoridad de la Competencia de Francia había obligado a Google a negociar con los medios de comunicación un «mecanismo de remuneración por la publicación de sus contenidos».
Esto, porque consideraban que las reglas de Google con News eran un «abuso de posición dominante», según describe en un comunicado.
En febrero del año pasado, Australia se unió a esa iniciativa al poner sobre la mesa el código de conducta elaborado por la Comisión de Competición y Consumidores.
Básicamente existen tres consideraciones sobre esa eventual regulación: pagar por mostrar enlaces es una actuación sin precedentes que rompe el modelo de un buscador; obliga a tratar a los medios de manera especial al fijar 14 días de preaviso sobre cambios de algoritmo, lo que deja en desventaja al resto; y solo tiene en cuenta los costes de los editores, ignorando los del gigante tecnológico e impidiendo negociaciones de buena fe entre las partes.
Este proyecto iniciado por la ACCC busca ayudar a corregir «el desequilibrio» entre las plataformas digitales y los medios de comunicación. Sin embargo, hace apenas unos días, el gobierno de Estados Unidos pidió a Australia que elimine esas propuestas de ley.
Los representantes comerciales adjuntos de Estados Unidos, Daniel Bahar y Karl Ehlers, sugirieron que Australia estudie más los mercados y, si corresponde, desarrolle un código voluntario.
Desde que inició esta controversia, que incluye también a Facebook, la empresa de Mark Zuckerberg ha rechazado esta propuesta, alegando que «no habría impactos significativos» en su negocio si dejaran de compartir las noticias al completo.
Facebook insiste en que existe una «sana rivalidad» entre su plataforma y las organizaciones de noticias.
Además, asegura que tanto ellos como Google han sido señalados injustamente pues las noticias representan una porción muy pequeña del contenido que consumen los usuarios.
«Aunque haya un valor indirecto para las plataformas digitales por el contenido de las noticias, no es saludable ni sostenible esperar que dos empresas privadas, Facebook y Google, sean las únicas responsables de apoyar un bien público y resolver los desafíos que enfrenta la industria de los medios de comunicación australiana», detalló la red social en un comunicado.
Por su parte, el gobierno australiano se mantiene firme en su postura de mantener esta legislación que surgió a raíz de una investigación en la que se comprobó que los gigantes tecnológicos tenían demasiado poder de mercado en la industria de los medios.
Y eso, detallaron, representa una amenaza potencial para el buen funcionamiento de una democracia.