A partir de ese momento se pusieron a la venta cualquier tipo de cosas… y cuando decimos “cualquier tipo” es de verdad cualquiera.
Por ejemplo, en 2006 el actor William Shatner -quien dio vida al Capitán Kirk de Star Trek- subastó una piedra… pero una piedra que le habían extraído del riñón. El trozo de mineral se vendió por 25 mil dólares.
Hoy, las subastas en internet se han convertido en una especie de “fiebre del oro” que, mezclado con el auge del bitcoin y las criptomonedas han impulsado las compras de los llamados NFT o tokens criptográficos activos digitales únicos o, incluso, publicaciones en redes sociales.
Justo hace unos días, el mismísimo Jack Dorsey -fundador y principal ejecutivo de Twitter- puso a la venta su primer tuit.
«Just setting up my twttr”, se lee en inglés en el post publicado en marzo de 2006 por el cual la fundadora de Bridge Oracle, Sina Estavi, ya ofreció 2,5 millones de dólares.
Pero aún hay tiempo para que la puja aumente, pues finalizará hasta el 21 de marzo.
¿Y qué podría hacer alguien con este tuit?
Básicamente nada, pues el comprador solo recibirá un certificado, firmado digitalmente y verificado por el propio Dorsey, junto a los metadatos del tuit original, que incluirá información como el momento en que se publicó el tuit y su contenido.
Pero gran parte de esa información, ya está públicamente disponible… y gratis.
Sin embargo, la idea de “tener” el primer tuit del fundador del lugar donde se escriben los tuits parece ser muy llamativa para algunos.
La subasta se lleva a cabo a través de la web Valuables, lanzada hace tres meses específicamente para vender tuits. Es algo así como tener un autógrafo, pero digital.
Sin embargo, debido a esta creciente fiebre por los NFT, algunos expertos no dudan en que esto se convierta en una nueva forma de inversión financiera pues, finalmente es algo único, limitado y valioso. Como una piedra en el riñón.
