Rodolfo Navarrete Vargas.
Durante la semana pasada causó desconcierto el desempeño de los mercados financieros, en especial los estadounidenses, porque siguieron subiendo independientemente de quien iba adelante en el conteo de los resultados de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Sin embargo, un análisis más detenido y al interior de los principales índices accionarios muestra que hubo reacciones y reacomodos entre sectores y empresas en función de los cambios que se venían presentando en los escenarios sobre los posibles resultados electorales.
Así, al inicio de la semana y hasta el día de las elecciones, el escenario que prevalecía era el más optimista para Joe Biden y los demócratas, derivado principalmente de los resultados de las encuestas y de los modelos probabilísticos que le daban una amplia ventaja, por lo que podría hacerse no sólo de la presidencia, sino también del Senado y de la Cámara de Representantes.
Bajo este supuesto, se infería que los sectores que se beneficiarían de una política económica sin restricciones serían los relacionados con el ciclo económico estadounidense, debido a la alta probabilidad de que se pueda aplicar una política fiscal ultra expansiva para tratar de reanimar a la economía. Igualmente, se suponía que no habría limitaciones para elevar los impuestos. El balance de este escenario para las bolsas fue positivo y a favor de las empresas e industrias tradicionales. Las empresas tecnológicas vieron con recelo esta posibilidad, aunque indirectamente también serían beneficiarias. Esto se reflejó en los resultados alcistas de las bolsas entre lunes y martes de la semana pasada.
El martes, una vez concluida la jornada electoral en la zona del este y después de que empezaron a conocerse los primeros resultados de las votaciones, cambió abruptamente el escenario a uno en el que el presidente Donald Trump podría ganar con un margen muy estrecho, pudiendo incluso mantener el Senado bajo su control. Esta posibilidad dejaba las cosas tal como estaban antes de las elecciones, por lo que se suponía que no habría cambios en los impuestos, como tampoco un programa muy amplio de apoyo fiscal, debido a los temores que los propios republicanos tienen sobre el abultado déficit fiscal y la elevada deuda pública.
Bajo este escenario la reacción de los inversionistas fue contrario al anterior. Demandaron las acciones de empresas y sectores que se han visto beneficiadas con la política del presidente Trump, vale decir principalmente las empresas de lata capitalización.
Posteriormente, con el paso de las horas, se entró a un tercer escenario, el de un estrecho triunfo de Joe Biden y sin control del Senado, lo cual abría automáticamente la posibilidad de que el presidente Trump acusara de fraude. Al igual que en el segundo escenario, aquí los inversionistas ven poca posibilidad de aumento de impuestos y de un amplio programa fiscal, por lo que siguieron demandando las acciones de las empresas beneficiarias de la administración Trump.
Finalmente, al cierre de la semana, la negativa del presidente Trump a reconocer los resultados en algunos estados y el señalamiento de que llevaría el caso a los tribunales más altos llevó al peor escenario post electoral: el de una estrecha victoria demócrata, sin el control del Senado y con conflicto post electoral que llevó a la movilización de algunos seguidores trumpistas, algunos de ellos armados, frente a las sedes electorales de Atalanta, Filadelfia y Phoenix para exigir que se detenga el conteo.
Bajo este escenario pierden todos y, más aún, ante la falta de conciencia en la Casa Blanca de que está jugando con fuego. El hecho sin precedentes de que las principales cadenas de televisión estadounidenses hayan cortado la transmisión del mensaje del presidente y hayan señalado que no hay evidencias que comprueben sus dichos muestra que la situación estadounidense es delicada.
Director de Análisis y Estrategias de Inversión Vector Casa de Bolsa
Fuente: Reforma