El año pasado una planta de chips cerca de Tokio se incendió, luego hubo problemas relacionados con el clima en Texas que detuvieron la producción.
Después, la administración de Donald Trump impuso sanciones contra Huawei y esto impidió que el fabricante chino comprara semiconductores fabricados con tecnología estadounidense.
Por si fuera poco, llegó la pandemia, el confinamiento y con eso se disparó la demanda de computadoras y dispositivos electrónicos.
Y aunque parecieran hechos aislados, todo eso generó un incremento repentino de la demanda de chips semiconductores y esto a su vez provocó paros técnicos de la industria automotriz que afectaron su producción.
De acuerdo con estimaciones de la Industria Nacional de Autopartes (INA), entre enero y mayo de 2021 se dejaron de producir 212 mil 874 automóviles en México por falta de chips.
Esto significa que, tan solo en el mes de mayo se dejaron de armar 77 mil 29 unidades por falta de este insumo.
Alberto Bustamante, director de INA, detalló en una conferencia que eso representa 18 por ciento del total de unidades que no fueron fabricadas por falta de semiconductores en toda Norteamérica.
“Norteamérica es el principal afectado por la falta de este insumo, siendo el 32 por ciento de los autos en todo el mundo que dejaron de producirse por esta situación, mientras que Europa es 25 por ciento, China 20 por ciento y Corea junto a Japón es 14 por ciento”, explicó.
Pero además, la tendencia de la producción a la baja continuará durante junio, pues empresas como Volkswagen de México y Nissan anunciaron paros laborales por el desabasto.
Ford Motor y General Motors proyectaron que el segundo trimestre sería la peor calamidad, ya que se ven obligados a paralizar las fábricas ante la falta de los componentes esenciales.
AlixPartners, una firma de consultoría global que sigue de cerca la creciente crisis de desabasto de chips, estimó que la escasez de chips le costará a la industria automotriz mundial 110 mil millones de dólares en ingresos en 2021.
Además, informó que los fabricantes de automóviles del mundo perderán 3.9 millones de vehículos de producción.