Esta semana el Senado de Estados Unidos aprobó un enorme paquete de infraestructura de 1.2 billones de dólares, lo cual marcó un gran logro bipartidista después de meses de negociaciones.
Y aunque todo mundo habla de la victoria del presidente Joe Biden – pues comprobó que todavía puede lograr la cooperación bipartidaria en un Congreso cada vez más polarizado- la realidad es que el futuro de este plan aún luce incierto.
Y es que en la Cámara de Representantes surgieron fisuras dentro de la estrecha mayoría demócrata, entre el ala izquierda y los centristas.
Analistas aseguran que es probable que las negociaciones sean duras y que la votación final en el Congreso no llegue hasta el otoño.
El analista económico Arne Severijns detalla que, además, lo aprobado es solo una pequeña parte de los 1.7 billones que el presidente había previsto para el American Jobs Plan.
El compromiso firmado no incluye ninguno de los gastos sociales propuestos originalmente y tampoco contiene recursos para el cambio climático.
Para Severijns es claro que ahora los demócratas en el Senado tendrán que enfocarse en aprobar un segundo paquete para complementar el resto de las prioridades económicas de Biden.
Este plan adicional, que plantean exclusivamente los demócratas, busca incluir gastos sociales cuyo costo podría alcanzar los 3.5 billones de dólares.
Esto, asegura, puede ocurrir con mayoría simple a través de un proceso llamado reconciliación presupuestaria, siempre que todos los demócratas voten a favor.
Si ambos paquetes fiscales se aprueban, de acuerdo al analista, la Cámara de Representantes podría organizar un voto final durante la segunda mitad de septiembre.
Esto implicaría el mayor avance legislativo de la presidencia de Biden, y sostendría el crecimiento económico de Estados Unidos para los próximos años.
